Como buscar soluciones a la contaminación de los ríos

Por Cristián Frers* – La contaminación de los ríos es la problemática más antigua de contaminación ambiental. El aumento de la población que se asienta en las riberas de los ríos, aunado con la actividad industrial, han tenido como consecuencia un incremento en los volúmenes descargados a los cuerpos del agua, con la consecuente entrada de contaminantes.

Los principales contaminantes del agua incluyen bacterias, virus, parásitos, fertilizantes, pesticidas, fármacos, nitratos, fosfatos, plásticos, desechos fecales y hasta sustancias peligrosas. Estos elementos no siempre tiñen el agua, haciendo que la contaminación hídrica resulte invisible en muchas ocasiones.

¿Cómo prevenir este tipo de contaminación? Mediante la aplicación de la normativa vigente para el control de las descargas, o a través de la realización periódica de estudios de clasificación, los cuales permiten conocer a detalle la problemática de contaminación, definir la capacidad de asimilación y dilución del río, y establecer los límites máximos permisibles de contaminantes de las principales descargas en la cuenca.

Durante años quise impulsar el uso de humedales artificiales en Carmen de Areco – Provincia de Buenos Aires, para disminuir la contaminación por fosfatos en las aguas del río. Seguramente, si hubiesen adoptado esas iniciativas, la localidad se hubiese convertido en la primera ciudad con aguas circulares de la Provincia, pero hasta el día de la fecha a ningún funcionario o político les han interesado estas iniciativas.

El fosfato, da origen a nutrientes vegetales que pueden ser contaminantes. Cuando penetran en el agua, contribuyen a la formación de algas, de la misma forma en que lo hacen los nitratos. De hecho, el fósforo es el elemento cuya falta restringe el crecimiento de las plantas acuáticas. Al incorporar fósforo al agua de un río o lago se acelera el crecimiento de las algas, lo que, finalmente, daña el ecosistema por la disminución de los niveles de oxígeno que tiene lugar una vez que las algas mueren.

Los fósforos provienen de diversas fuentes, las más comunes de las cuales son los detergentes. Otros aportes de fósforo a las redes de agua superficiales y subterráneas provienen del escurrimiento procedente de los establecimientos de engorde de ganado de corral, de la erosión de los suelos, de los sistemas cloacales y aguas servidas y del excesivo uso de fertilizantes en chacras, campos y estancias.

Yo, Cristian Frers, Técnico Superior en Gestión Ambiental, cumplí en informar y en demostrar que las aguas del río Areco se encontraban en problemas. Ahora, es función del Intendente, de los políticos y de los funcionarios públicos, investigar y encontrar las causas de esta contaminación porque la pregunta que surge es: ¿Si las aguas superficiales de un río se están contaminando… ¿No lo estarán también las aguas que utilizamos para saciar la sed?

Los humedales artificiales son sistemas de ingeniería que aprovechan recursos de la naturaleza para limpiar residuos del agua. Básicamente, consisten en un terreno sobre el cual se coloca un material impermeable para evitar que el líquido se filtre en el subsuelo.

Estos sistemas de tratamiento de agua deberían implementarse en varios municipios de la Provincia de Buenos Aires y en municipios de otras provincias, parece una magnífica opción para municipios y pequeñas poblaciones con pocos habitantes.

La idea fundamental es que los metales pesados, el carbono, y el fósforo de las aguas residuales queden inmovilizados en el sedimento del humedal de manera permanente. Su funcionamiento es similar a un espacio natural. Estos humedales artificiales permiten depurar el agua filtrando los desechos en un espacio reducido y controlado.

Hoy, en muchos pueblos, las plantas de tratamiento ya no cumplen su objetivo por obsolescencia y/o por mayor carga, debido a la actividad industrial. Construir nuevas plantas de depuración o conectar plantas lejanas ya existentes implica un elevado costo. Pero conectar las antiguas plantas con humedales artificiales podría ser una alternativa ecológica y económicamente aceptable.

El agua es un don que la naturaleza ofreció a la vida y a cada uno de nosotros.  Sin ella, no hay vida. El 70% de nuestro cuerpo está compuesto de agua. ¿Cómo cuidarla y no luchar por ella?

*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).

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