Pirotecnia: padres que parecen no enseñan bien en casa

La pirotecnia sonora en el día de la primavera es una responsabilidad enorme de las familias e instituciones educativas. Cada padre y madre que da dinero directa o indirectamente debería saber cuál es el destino. Los jóvenes es entendible no quieran respetar las normas, pero ahí es que el rol de los adultos se hace fundamental.

Instituciones educativas tradicionales tampoco aportan lo que deberían.

Con sus ínfulas infunden que son más que otras, una competencia subterránea que no calma ánimos, ni da motivos para ser más solidarios con los demás y no usar pirotecnia, tirar papeles discriminatorios o hacer pintadas provocadoras.

Es un combo donde siempre se acusa al Estado, a la Policía o a alguna otra institución, pero la realidad indica que quienes tienen el mayor peso a la hora de educar no lo están haciendo como la sociedad reclama, y no es de ahora, es de hace mucho.

La mayor cantidad de horas de un joven, por día, se dividen entre la casa, la escuela y eventualmente el club.

Como sociedad podemos legislar, controlar, pedir, pero si quienes tiene un valor agregado para educar no lo hacen entonces es muy difícil el resultado no sea el que se ve.

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